jueves, 23 de abril de 2009

Los límites de la interpretación

El otro día en el hilo de un foro, se comentaba que en la última película que estaba dirigiendo Sergio Castellitto, Penélope Cruz iba a tener que ingerir un litro de zumo de tomate para provocarse el vómito, y pareciese de esta manera que vomitaba sangre. A priori parece aparte de desagradable, un ejercicio de voluntad por parte de la actriz. No tardó mucho en surgir la demagogia popular asociada a personalizarlo en nosotros: “Por el dinero que cobra yo…”. Pero claro, me emergió la duda; no ya la típica de taberna, de “que serias capaz de hacer por dinero”, sino la de que serías capaz de hacer interpretando (en el caso en que seas actor/actriz).
Los actores viven la vida de sus personajes. Sus personajes pueden ser radicalmente distintos a ellos. Físicamente, mentalmente, ideológicamente… Encima como actor normalmente no tienes la última palabra, en la línea de personaje. La tiene el director. Y claro el director tiene la mente puesta en el contexto general de la historia, no sólo en el de un personaje. En definitiva resulta que hay diferentes puntos de vista a la hora de afrontar, desde distintas aristas, un trabajo común. Pero detengámonos, independientemente de que mueve a un director cierta exigencia, en cual pueden ser las fronteras a la hora de “vivir la vida de otro”.
Evidentemente ejemplos de radicalidad en consonancia a un personaje hay muchos. Se me ocurren a bote pronto klaus kinski haciendo de Aguirre, en “Aguirre, o la cólera de Dios”, de Werner Herzog, a Emile Dequenne haciendo de Rosetta, en “Rosetta”, de los Dardenne, Cristia Bale en “El maquinista”, de Brad Anderson, pero me quedaré con el que creo más radical que yo haya visto por lo que implica: Margo Stilley haciendo de Lisa, en “Nine songs” de Michael Winterbottom. La película resumiéndolo es, una canción, un polvo. Entre concierto y concierto, vemos a Matt y a Lisa haciendo el amor (o follando, como se prefiera), y cómo a través de esos encuentros sexuales se va desarrollando su relación. Las escenas en general están subidas de tono que diría mi madre y sus amigas. Pero concretamente una, es de cine porno. Hay una felación, con eyaculación posterior. Con pocos cortes y primeros planos. Michael Winterbottom, tuvo grandes dificultades para encontrar una actriz convencional (no proveniente del porno), que pudiese hacer el papel. De hecho sólo encontró una, Margo Stilley. No enjuicio siquiera la idoneidad o necesidad artística de esta escena u otras parecidas en extremidad (por supuesto en ningún momento nada asociado a la moralidad, que releyendo y si no matizo, ya me estaba quedando un poco “Hoja parroquial”). Sólo lanzo una pregunta: ¿Dónde están los límites de la interpretación?.

3 comentarios:

Ziryab dijo...

Supongo que, respondiendo a tu pregunta, esos límites de que hablas los pone cada actor/actriz, aunque objetivamente creo que la interpretación empieza en el preciso momento en que se pone uno o una frente a la cámara.
¿Acaso un actor/actriz porno no interpreta también un papel?
En el cine convencional, esos casos de interpretación extrema probablemente existen desde que existe el cine. Boris Karloff quedó lesionado en la espalda de por vida tras dar vida a Frankenstein…, pero, de no haber sido así –de no haber encarnado a Frankenstein, quiero decir-, su nombre no aparecería en los libros. Por no hablar de Marlon Brando y las palizas reales que “le gustaba recibir” cuando tocaba una escena que lo exigía. Supongo que hay muchísimos ejemplos, aunque el de la actriz de “9 canciones” pueda parecernos el más extremo por su contenido sexual explícito (no es el único; también hay sexo explícito en “Los idiotas” de Von Trier, que yo haya visto). Parece que el hecho de que la actriz folle y mame de verdad es lo que genera el interrogante…, pero ¿y si llora verdad con lágrimas suyas? Pudiéndose utilizar lágrimas de mentira, ¿no es también eso es un caso de interpretación extrema? Sin duda, también; la diferencia es que su intimidad física no se ve tan invadida..., por eso te decía que cada actor/actriz pondrá los límites que quiera poner a la invasión de su intimidad física...

El intruso cuentacuentos dijo...

Pues Ziryab… si, y no. Evidentemente las fronteras las establece cada uno en el ejercicio de su libertad creativa e individual. Pero te pongo un ejemplo sabiendo que es absurdo, únicamente con la intención de extralimitar: ¿Y si un director para que estés cerca de la mente de un asesino, quiere que asesines a alguien?...
¡Y ojo!; mi opinión clara y nítida con respecto al sexo, es que es lo mejor que hay en la vida con diferencia. Pero también tengo claro que siempre lo he hecho con quién he querido, no con quién me han impuesto. Siempre he visto algo positivo, un punto de atracción, en mi pareja, por leve que fuese la unión (claro que tú como eres un promiscuo libertino que todo le da igual, pues no sé… ;))) ) . Y precisamente en esta interacción entre dos personas está la diferencia para mí. ¿Qué otro nexo de unión tan intimo con otra persona puede existir?. De todas maneras puedo entender evidentemente la posibilidad de que pueda ser interpretable para alguien (en este caso el actor que había elegido, no se negó, pero sólo encontró una actriz para hacerlo). Pero si esta tampoco es la frontera, vuelvo al principio pues; ¿Dónde puede estar el límite de la interpretación entonces?...
Los “actores porno” también son actores… francamente no lo creo. Una cosa es representar y otra interpretar. Los actores en el sentido estricto de la palabra, interpretan personajes. No creo que ningún personaje porno tenga la suficiente profundidad o carga psicológica como para llegar a la interpretación.
Ya sé que somos cuerpo y mente, pero precisamente; somos mezcla de ambas cosas.

Saludos.

Ziryab dijo...

Esta charla daría para mucho, me temo... Entonces, don Casto (jiji..., es por chinchar), ¿no crees que el tipo de intimidad (el tipo, no el grado) que existe entre dos que hacen el amor es el mismo que el que existe entre dos que se dan un beso con lengua, y que la diferencia es que aquéllos van más allá..., o, dicho de otra forma, ponen el límite un poco (o un mucho) más lejos?
Con esto quiero decir que uno no sólo se acuesta con quien quiere, sino que también se morrea con quien quiere. ¿No crees que en los dos casos existe una interacción de idéntica naturaleza? Otra cosa es, como digo, el grado al que se lleva esa interacción...; ahí es donde cada uno pone el límite, como creo que estamos de acuerdo.
El ejemplo extremo que pones del actor que asesina para interpretar a un asesino, no vale... Ése lo que está es cometiendo un delito tipificado y punible.
Dicho lo cual, reconozco que todo esto lo digo por buscar argumentos más o menos racionales y que estoy haciendo un poco de abogado del diablo..., porque tampoco termino de tener claro donde están los límites, a qué engañarte.